BEETHOVEN Y SU SINFONÍA CORAL

 BEETHOVEN Y SU SINFONÍA CORAL:


   

   Sondern lasst uns angenehmere anstimmen
   und freudvollere!
   Freude, freude

   ¡Oh, amigos, cesad esos ásperos cantos!
   Entonemos otros más agradables y
   llenos de alegría.
   ¡Alegría, alegría!

   Estos versos son los que agregó el propio Beethoven a la Oda a la alegría ("An die Freude") escrita por Johann Christph Friedrich Schiller en 1786 por primera vez y que escogió el compositor para añadir a su última sinfonía, la nº 9.

   Así, introdujo voz a una forma musical que hasta el momento era sólo instrumental, creando un tipo mixto que se empezó a denominar sinfonía coral. Esto le valió a Beethoven la crítica de muchos entendidos de música de la época que le empezaron a decir si se había vuelto loco por culpa de la sordera que ya padecía desde hacía algunos años. La sinfonía nº 9 quedó ya terminada en 1823.

   Lo que no sabían los críticos de principios del s. XIX es que el 4º movimiento de esta gran obra musical de Beethoven se iba a convertir en una referencia universal a la música y que iba a ser valorada como un cántico a la fraternidad universal. Incluso en 1972 el Consejo de Europa adoptó este movimiento como el himno de Europa.

   Para ella Beethoven, como dije antes, escogió la letra de Schiller y su "An die Freude", pero no la original, sino una que reescribió el propio poeta en 1808, publicada póstumamente, pues ya había muerto hacía algunos años.

   La letra de Schiller escogida por Beethoven para su obra dice así (sólo en parte, pues es muy larga):

   Freude, schöner Gẗterfunken
   Tochter aus Elysium,
   Wir  betreten feuertrunken,
   Himmlische, dein Heiligtum.
   Deine Zauber binden wieder,
   Was die Mode streng geteilt;
   Alle Menschen werden Brüder,
   Wo dein sanfter Flügel weilt.

   Traducido es:

   ¡Alegría, hermoso destello de los dioses, 
   hija del Elíseo!
   Ebrios de entusiasmo entramos,
   diosa celestial, en tu santuario.
   Tu hechizo une de nuevo
   lo que la acerba costumbre había separado;
   todos los hombres vuelven a ser hermanos
   allí donde tu suave ala se posa.

   Os dejo escuchando esta gran obra de Ludwig van Beethoven, hasta la próxima.



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